Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida.
Cerrar círculos, puertas, capítulos... como quieras llamarlo, pero lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos que se van clausurando...
Todos estamos encaminados a ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.
No podemos estar preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse... No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni siquiera tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.
En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente…
No andes por la vida dejando "puertas abiertas" pensando en el "por si acaso"; enfrentate, cierra capítulos, dite a ti mismo que no, pero no por orgullo ni soberbia, sino porque tú ya no encajas en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación...
Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Ni tú serás el mismo, ni tu entorno tampoco, porque en la vida nada es estático. Es salud mental, es amor por ti mismo, el poder desprenderte de lo que ya no está en tu vida.
Es un proceso de "aprender a desprenderse" de aquello que, aparentemente, consideramos que es necesidad, costumbre, apego... Pero que, realmente, nos es indispensable.
Por eso, cierra, clausura, limpia, oxigena, despréndete, suéltate, empieza de cero, vive cada día como único y diferente, sueña, ríe, disfruta hasta el más mínimo detalle...
En eso consiste la vida.
Cerrar círculos, puertas, capítulos... como quieras llamarlo, pero lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos que se van clausurando...
Todos estamos encaminados a ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.
No podemos estar preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse... No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni siquiera tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.
En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente…
No andes por la vida dejando "puertas abiertas" pensando en el "por si acaso"; enfrentate, cierra capítulos, dite a ti mismo que no, pero no por orgullo ni soberbia, sino porque tú ya no encajas en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación...
Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Ni tú serás el mismo, ni tu entorno tampoco, porque en la vida nada es estático. Es salud mental, es amor por ti mismo, el poder desprenderte de lo que ya no está en tu vida.
Es un proceso de "aprender a desprenderse" de aquello que, aparentemente, consideramos que es necesidad, costumbre, apego... Pero que, realmente, nos es indispensable.
Por eso, cierra, clausura, limpia, oxigena, despréndete, suéltate, empieza de cero, vive cada día como único y diferente, sueña, ríe, disfruta hasta el más mínimo detalle...
En eso consiste la vida.
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